Guayabazo
Manuel García Javier
Honradez, sobre todas las cosas
“Estoy pobre porque no he querido robar. Otros me ven desde
lo alto de sus carruajes tirados por frisones, pero me ven con vergüenza. Yo
los veo desde lo alto de mi honradez y de mi legítimo orgullo. Siempre va más
alto el que camina sin remordimientos y sin manchas”.
La frase acuñada por el periodista nacido en Tixtla Guerrero,
padre del normalismo nacional, Ignacio
Manuel Altamirano Basilio y distribuida en las redes sociales con
motivo del 186 aniversario de su muerte, nos hace recordar que el llamado ‘Nigromante’ fue un
consumado liberal radical que combatió con la espada en los campos de batalla
en favor de la política, la cultura, la ciencia y la educación, además de
trabajar incansablemente en la creación de instituciones.
En verdad, estas palabras no pierden vigencia a pesar de que
fueron escritas por Altamirano a finales del año 1,800. En la actualidad, vemos
a políticos ladrones carentes
de pudor que huyen al extranjero para evadir la justicia después de haber
saqueado al pueblo; algunos de ellos han caído y medio juzgados, porque, eso
sí, son vivales que utilizan ‘el
poderoso caballero que es don dinero’ para comprar a las autoridades
de este país, cuna de la
corrupción.
En tierras chocas, no
se cantan mal las rancheras y vemos a políticos inescrupulosos
convertidos en la antítesis del ‘Nigromante’, pues no
han querido dejar de robar. Son personajes que desde costosísimos vehículos
observan de reojo al pobre y rinden pleitesía al rico. Así pues, tenemos a
alcaldes que, contrarios a la política de austeridad republicana instrumentada
del jefe de la Nación, hoy están convertidos en derrochadores, cerrándole el
pico, tapándole los ojos y taponeándole los oídos a medios con millonadas de
pesos para que no digan nada de lo que sucede en sus respectivos ayuntamientos.
Nos apena leer en medios, donde documentan, comprueban y sacan a la
luz pública el pago de
compensaciones y bonos de fatiga. Ahí tenemos al secretario de
Gobierno, Marcos Rosendo
Medina Filigrana, cobrando el pasado fin de año, 307
mil 578 más 137 mil 942 pesos, como pago adicional al salario y aguinaldo;
y a la secretaria de Cultura, Yolanda
Osuna Huerta, que recibió un total de 277
mil 886, más 35 mil 185 pesos de aguinaldo y una compensación por
desempeño de 78 mil 397 pesos ¡Qué
cara nos sale la política y la cultura en Tabasco!.
Nos avergüenza tener ex rectores de la Universidad Juárez Autónoma de
Tabasco, como José Manuel
Piña Gutiérrez, que han dilapidado los dineros para la educación superior y
heredado cuantiosas deudas a quien lo suplió. Y lo más triste es que, no
obstante que obtuvo doctorado
en Administración en una institución ‘patito’ como
la Western University de
Estados Unidos, sólo
aprendió mañas, pues la máxima casa de estudios está a punto de que sus
cuentas sean embargadas por el SAT, porque el
ilustre señor ‘don patito’ evadió el IVA e ISR por un monto de 620 millones de
pesos.
Y claro, cómo iba a pagar si esto es producto de la llamada ‘Estafa
Maestra’ en la que está metido, precisamente cuando 11 dependencias
federales ingresaron importantes cantidades a universidades del país. Se habla
de 186 empresas ‘fantasmas’ subcontratadas
para perpetrar el robo más descarado del presente siglo. Así pues, se desaparecieron 3 mil 433
millones de pesos de contratos ilegales de un total de 7 mil 670 mdp. Al
menos la UJAT debe responder por 5 contratos realizados con Pemex Exploración y
Producción (PEP) en 2013 y 2014 con monto de 128
millones 23 mil 605 pesos de comisión.
Ahora bien, el actual rector, Guillermo
Narváez Osorio, no es tan tonto como para cargar con el ‘petate del muerto’ y, por
tanto, está obligado a aportar información fidedigna a las autoridades respecto
al comportamiento del ex rector José
Manuel Piña Gutiérrez, quien alega que no se pagó el impuesto porque esos
dineros estaban en controversia. ¡Habrase
visto tanta burrada!.
Ciertamente, el Servicio de Administración Tributaria tiene
que actuar contra la dependencia defraudadora, pero quien dirigió la UJAT e
hizo mal uso de los dineros universitarios, debe ser obligado a cumplir la ley
y pagar la evasión fiscal que debió prever. Recordemos que uno de los
principales principios de la Cuarta
Transformación instaurada por el presidente Andrés
Manuel López Obrador, es el de acabar
con la corrupción en el país, y qué mejor que empezar por casa.
Son muchos los funcionarios incumplidos y tanto el gobernador
de Tabasco, Adán Augusto
López Hernández como el propio jefe del Ejecutivo Federal, deberían
actuar en consecuencia. Quizá valdría la pena colocar en cada oficina con
letras grandes la frase que para la posteridad dejó Ignacio
Manuel Altamirano, para que a cada momento los servidores públicos la lean,
antes de que cometan alguna barbaridad de la que después se puedan arrepentir.
Es todo, nos leemos en la próxima.